2. LAS PARIAS
3. EL CAMINO DE SANTIAGO (pendiente)
4. EL CID CAMPEADOR (pendiente)
5. PORTUGAL: DE CONDADO A REINO (pendiente)
6. LAS ÓRDENES MILITARES(pendiente)
7. LOS JUDIOS CONVERSOS (pendiente)
8. EL CISMA DE OCCIDENTE (pendiente)
9. POBLACIÓN MUDEJAR (pendiente)
10. LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS (1337-1453) (pendiente)
11. LOS TRATÁMARA (pendiente)
12. COMPROMISO DE CASPE (pendiente)
13. LOS TRATADOS CON PORTUGAL (pendiente)
14. LAS EXPEDICIONES A CANARIAS (pendiente)
15. DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA (pendiente)
16. LOS COMUNEROS (pendiente)
17. APARICIÓN DE LOS SÍMBOLOS PATRIOS ACTUALES (pendiente)
Dossier nº 1
APARICIÓN DE LAS LENGUAS ROMANCES PENINSULARES
Las lenguas romances, o neolatinas, son aquellas que derivan del latín. El latín llega a la península Ibérica con los romanos, a finales del siglo III a.C. Hasta ese momento se utilizaban las lenguas propias de cada uno de los pueblos prerromanos existentes en la península: iberos, tartesos, celtas, vascos, turdetanos… que convivían con las lenguas de algunos de los colonizadores peninsulares: fenicios, griegos y cartagineses. En la actualidad podemos encontrar algún vestigio de estas lenguas antiguas peninsulares en lo topónimos de algunos de nuestros pueblos.
Lenguas romances en la Península Ibérica en el siglo X |
La cultura de los invasores romanos era mucho más avanzada que la de los pueblos primitivos hispanos, por lo que, de forma paulatina, éstos fueron abandonando su cultura y adoptando la de los conquistadores, incluida su lengua: el latín.
Así, de esta forma, a excepción del territorio de los vascos, la península Ibérica, como buena parte de Europa, quedó sujeta a una sola lengua: el latín.
La invasión de la península Ibérica por los visigodos en el siglo V, no sólo destruyó la unidad política, sino que afectó también a la unidad cultural y lingüística. Ello condujo a que, de la evolución del latín (del latín vulgar, que era el que se utilizaba de forma coloquial, pues existía un latín culto) que surgieran posteriormente las llamadas lenguas romances, que allá a finales del siglo VIII aparecen más o menos consolidadas, y que en la actualidad son habladas no sólo por los habitantes de España, Portugal y Andorra (estados independientes actuales de la península Ibérica) sino también por cientos de millones de personas en todo el mundo.
En el siglo VIII con la invasión árabe, se produce en la península Ibérica una nueva situación lingüística, pues, junto a las nuevas lenguas romances que están emergiendo, aparece un nuevo idioma: el árabe. Es verdad que este idioma pertenecía a una familia lingüística muy diferente y la cultura, costumbres y formas de vida árabe estaban muy alejadas de las hispanas. Así aparece el bilingüismo entre el árabe de los invasores y las lenguas romances de los invadidos, que comenzará a diversificarse
A pesar de todo, la influencia del árabe en las lenguas romances peninsulares es importantísimo, hasta el punto que, por ejemplo, el árabe es el idioma que más restos ha dejado, después del latín, claro, en el castellano en todos los ámbitos: la guerra, la agricultura, el comercio, la ciencia, el trabajo, etc.
En fin, éste es el comienzo de la diversificación lingüística de la Península y de la distribución de los distintos dominios lingüísticos actuales. Nacidos en el norte, los romances se extendieron a la vez que los reinos cristianos y se implantaron en zonas de bilingüismo árabe/mozárabe, sustituyéndolos a ambos.
Para terminar este apartado comentar que el latín continuó siendo la lengua de cultura durante muchos siglos, incluso después de surgidas e implantadas las lenguas romances. Hasta el siglo XVIII siguió siendo el idioma de la ciencia en gran medida, y ha sobrevivido como lengua litúrgica de la Iglesia católica hasta nuestros días. La Ciudad del Vaticano, pequeño Estado de la Iglesia católica, continúa manteniéndolo como lengua oficial.
Caso único: el vasco
Como ya hemos dicho anteriormente, la única lengua que se mantuvo y resistió a ser sustituida por el latín fue el vasco. A pesar que hay opinión para todos los gustos al respecto, al parecer es incuestionable la romanización del territorio vasco, aun de manera mucha más débil que en otras zonas peninsulares. Por ello, y a pesar de su resistencia, la lengua vasca sufrió la influencia del latín y tomó muchas palabras, que adaptó y transformó para mantener sus propias características fonéticas y monfológicas.
Lenguas romances en el siglo XIII al XV |
Hay que decir, no obstante, que el influjo fue mutuo y pasaron al latín determinadas características léxicas y fonéticas del vasco. Por otra parte, hay que mencionar que también en las nuevas lenguas romances que estaban surgiendo el vasco dejó su impronta como por ejemplo en el castellano.
Asimismo, al vasco le corresponde el privilegio de ser el único resto vivo de las lenguas prerromanas, lo cual, unido al desconocimiento que todavía se tiene sobre sus orígenes y sus relaciones de parentesco con otras lenguas convierte a esta lengua en un caso único de supervivencia entre las lenguas actuales.
Es meritorio que el euskera se haya mantenido y haya sobrevivido a los embates del latín, sino además haber salvado los escollos que ha encontrado en su evolución con la enorme presión que ha tenido de dos lenguas romances (el castellano y el francés) que han desarrollado una importante obra cultural.
En relación con el euskera, por último, decir que hay quienes mantienen que esta lengua es una de las 89 que se hablaban en la Torre de Babel. Creo que además lo dicen en serio.
Lenguas romances peninsulares
Se originó en el noroeste peninsular y, a pesar de que Portugal ya había conseguido una realidad política propia en el siglo XII, hasta el siglo XV no es fácil distinguir entre el gallego y el portugués. En aquel siglo comenzó una diferenciación que los ha convertido, aunque mantengan elementos comunes, en dos lenguas diferentes. Esta lengua tuvo menos influencias del árabe que el castellano en su léxico y en sus primeros siglos de existencia fue el gran idioma de la lírica en la Península, como lo demuestran las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio.
El astur-leonés
Surgió en las montañas asturianas y se fue expandiendo hacia el sur al unísono con el reino astur-leonés. Legó a extenderse por buena parte de la meseta llegando, incluso, a Extremadura. Estuvo vigente varios siglos en el habla popular, pero fue víctima del empuje del castellano (lingüísticamente más avanzado) llegando casi a desaparecer. El asturiano actual es el que mejor conserva sus características.
El castellano
Nació en las montañas de Cantabria, tocando con territorios de habla vasca; de ahí que el primitivo castellano recibiera una gran influencia del euskera, transmitiéndole algunas características específicas. Se fue expandiendo por la meseta de Burgos y su historia correrá paralela a la del reino de Castilla y gracias a la evolución política y predominio de este reino se impondrá o convivirá con las lenguas de los otros reinos de España.
Lenguas en la actualidad en España |
El navarro-aragonés
En cierta medida, lo mismo que al astur-leonés, el navarro-aragonés fue desapareciendo ante el brío del castellano que acabó confinándolo a su situación actual en la que está limitado, prácticamente, al norte de la provincia de Huesca. En la Edad Media el navarro-aragonés tuvo presencia importante en lo que es ahora la Comunidad de Aragón, en la Navarra de habla no vasca, y por algunas zonas concretas de Valencia, de Castilla y de Murcia.
El catalán
Esta lengua romance es una de las lenguas peninsulares en las que menos influyó el árabe. Ya se sabe que la primitiva Cataluña (Marca Hispánica) tuvo una gran dependencia política de Francia. Por ello, la influencia en el catalán es del occitano y del francés. El catalán se extendió por el sur hasta ocupar la totalidad de la actual Cataluña y Valencia y las islas Baleares.
Dossier nº 2
LAS PARIAS
parias1.(Del lat. paria, pares, n. pl. de par, por alus. a la placenta y las membranas, las dos masas que se expelen en el parto; cf. pares).
Estas son las dos acepciones que aparecen en el diccionario de la RAE sobre la palabra “parias”. Evidentemente a nosotros nos interesa la segunda.
Parias es el nombre con el que se conoce a los tributos que a lo largo de la llamada Reconquista los condados y reinos cristianos percibieron de las taifas andalusíes a cambio del compromiso de no atacarles y protegerles en caso de enfrentamientos con otras taifas y de los ataques de otros reinos cristianos.
Estas parias fueron una parte esencial de las rentas de los príncipes cristianos que habían detenido su expansión en el siglo XI dada la escasez de población existente en los reinos cristianos que impedía repoblar los posibles territorios conquistados. Por este motivo los reyes cristianos prefieren las parias a la ocupación territorial utilizando, sin embargo, la amenaza bélica como arma chantaje.
Hay que tener en cuenta que aunque el poder militar de las taifas, por estar divididas cuando no enfrentadas entre ellas, era inferior al de los reinos cristianos, sin embargo, económica y culturalmente, los musulmanes seguían siendo muy superiores a los cristianos. De ahí que pudieran hacer frente a sus duras exigencias tributarias. No obstante, se considera que el ingente desembolso realizado por las taifas a través de las parias fue causa importantísima de su ruina económica, militar y política.
Lo que inicialmente fue entregas esporádicas de cantidades de dinero determinadas y de carácter circunstancial, con el correr del tiempo, en concreto a mediados del siglo XI, se convirtieron en tributos fijos y anuales (¡vamos, como una declaración actual de IRPF cualquiera!). Hasta tal punto se llegó a consolidar el pago de estos tributos que pasaba de padres a hijos. Por ejemplo, Fernando I de Castilla y León, además de distribuir sus reinos entre sus hijos (ver 6.2 de la página principal) distribuyó también entre ellos las parias que venía percibiendo de las taifas: Sancho las parias de la taifa de Zaragoza; Alfonso las parias de Toledo y García las parias de Sevilla y Badajoz.
Los monarcas que más explotaron el sistema de las parias fueron Fernando I y Alfonso VI de Castilla y León. Fue durante los reinados de padre e hijo cuando los pagos alcanzaron mayor cuantía. Formalmente las parias se iniciaron con los pagos que los reyes de las taifas de Toledo y Sevilla hicieron a Fernando I en el año 1063 (No sé si tendría que ver algo con este acto avariento de riqueza, pero el caso es que dos años después Fernando I se fue para el otro barrio); desde entonces, éstas fueron anuales.
Santa María de Eunate. Muruzabal (Navarra) Románico Siglo XII |
Conviene recordar que con estas parias se financiaron las grandes obras del románico del norte peninsular y, desde luego, no es casual que el momento de mayor apogeo de estas percepciones coincida con la intensificación del Camino de Santiago, ruta de peregrinación, pero también comercial (ni más ni menos como en la actualidad).